Advertencia y anuncio
Durante
estos dos meses de ausencia estival, he notado que las entradas que más visitas
han tenido y, por tanto, mayor interés han despertado son las relacionadas con
la cuestión del humanismo. He tratado este asunto centrándome en autores del
S.XX con nombre propio, como son: Sartre,
Heidegger y Foucault. Y en escuelas o movimientos de pensamiento como La
escuela de Frankfurt y la Posmodernidad. Pero, en lugar de seguir tratando a autores
actuales como Lyotard, Vattimo, Sloterdijk, Bobbio y Magris más profundamente y
lo que hayan dicho sobre tales asuntos. Creo que debo emprender un recorrido
histórico que nos haga ver con detenimiento cómo surge este problema y su
importancia en el desarrollo universal de la filosofía y su influencia en la
forma de entender la vida, el mundo y nuestra relación con este. Ya advierto
que será un recorrido general y amplio por cada etapa y que la finalidad que
perseguimos no es la de conocer en profundidad a cada autor y su pensamiento
sino entender el espíritu y la esencia de cada momento de modo que si cometo
algún error o caigo en hacer generalidades pido disculpas y estoy abierto a
cualquier comentario u opinión que queráis expresar. Así, sin más preámbulos
creo que es necesario dar comienzo a esta pequeña serie de entradas y empezar
por donde (casi) todo comenzó, en Grecia.
La paideia griega.
Podemos situar la aparición de la
problemática en torno al humanismo y a la existencia de una humanitas, como elemento definitorio del
género humano, en la Grecia
del S.V a. C. Cuando Sócrates decide orientar su saber a plantear cuestiones
acerca del hombre y abordar cuestiones como el análisis de la razón y entender
la importancia de esta como elemento que orienta al hombre en la búsqueda de la Verdad
y como herramienta para fundamentar la ética. El ateniense, al centrar su pensamiento
en torno al hombre crea la filosofía antropológica dando nueva orientación al
saber filosófico alejándolo de los intereses previos planteados por los
pensadores físicos, como Tales de Mileto, Anaxágoras o Leucipo que intentaban
dar respuesta a la problemática del arché
y de la stoicheia. Es decir, El primer principio del que surge el universo y la
composición última de la realidad.
Sócrates (470-399 a.C.)
Siguiendo la senda inaugurada por Sócrates nos encontramos con una primera formulación de lo que se entiende por hombre. La da Aristóteles y lo define como el único animal que tiene palabra[1]. Para definir lo que es la palabra el estagirita la diferenciará de la voz. Mientras que esta última la poseen todos los animales y sirve para comunicar sensaciones, la palabra “sirve para manifestar lo conveniente y lo perjudicial, lo justo y lo injusto. Y esto es lo propio del hombre frente a los demás animales”[2] Por lo que ya se le está dando una gran importancia al lenguaje y a la inteligencia. Así como al diálogo y a la política que surge de este -Cuestiones tratadas en entradas anteriores del blog-.
La
política es tan importante porque es el arte de dirigir la polis, la ciudad estado, buscando el bien común de los miembros de
esta. Este bien se logra mediante el diálogo y el acuerdo entre los dirigentes.
Inaugura Aristóteles su Política con
estas palabras:
“Puesto que
vemos que toda ciudad es una cierta comunidad y que toda comunidad está
constituida con miras a algún bien (porque en vista de lo que les parece bueno
todos obran en todos sus actos), es evidente que todas tienden a un cierto
bien, pero sobretodo tiende al supremo la soberana entre todas y que incluye a
las demás. Esta es la llamada ciudad y comunidad cívica”[3]
Video que resume el pensamiento político de Aristóteles. Creado por www.educatina.com
Un gran problema
que nos encontramos a la hora de definir la humanitas
es que existe, al igual que posteriormente en Roma, una gradación creciente del
hombre que lo distingue en tipos. Esta tipología establece quiénes son seres humanos
y quiénes no lo son y la división viene establecida por elementos culturales.
Así, los que reciben la educación que establece la polis serán seres humanos y
los que no, no lo serán. Se justifica así que unos, los cultos, dirijan a los
otros, los incultos. La clasificación humana en Grecia comienza con el escalafón
más bajo compuesto por los bárbaros, continúa con los esclavos y sigue con, las
mujeres, los mercaderes, los extranjeros, los niños (considerados hombres en potencia) y, por último, los
hombres “libres” nacidos en la polis que son quienes dirigen el gobierno de
esta.
La educación
recibía el nombre de paideia. Con
este término se referían a la práctica mediante la cual los niños eran llevados
desde su condición inicial infantil a la de adultos capaces. Es más amplia que
la idea actual de educación entendida como formación escolar. La paideia era un proceso educativo que
incluía una formación cívica y estética con unos conocimientos de carácter
teórico y práctico. Lo que se enseñaba a los niños era, en definitiva, a vivir
y a desplegarse en la polis ya que ellos serían los futuros gobernantes de
esta. Así, los aspectos políticos se sitúan en el centro del interés
intelectual. Se buscaba que fuesen virtuosos y justos, entendidos estos como
valores cívicos, para que pudiesen guiar correctamente el posterior desarrollo
de la polis. Se les enseñaba que la razón es buena puesto que es la génesis de
los más altos ánimos humanos y que su contrario, la pasión, es dañina y madre
de los sentimientos más impíos y feroces que se puedan imaginar. Se les
enseñaba a controlar sus impulsos, deseos y excesos ya que estos los aproximaba
a las bestias (animales salvajes y tribus bárbaras). Este control se lograba
mediante un ejercicio de la razón y sus propiedades. Con la educación quiere
acercarnos a lo divino, en tanto en cuanto, es perfección y su alejamiento
significa animalidad y barbarismo. La paideia
tenía como modelo a imitar a la figura del héroe,
que era un hombre divinizado, como es el caso de Odiseo, Perseo, Jasón o Teseo (figura de este último que
oscila entre lo real y la leyenda). Entienden que lo perfecto es lo divino y
estos pro-hombres son lo más cercano
a lo que podemos estar de la perfección por lo que tenemos que ser como ellos. Así,
no es de extrañar que la clasificación griega comience con el bárbaro; persona
carente de razón.
Surge ahora una pregunta ¿Acaso entre el siglo que diferencia a Sócrates de Aristóteles nadie trató esta cuestión? La respuesta es clara y rotunda; por supuesto que sí. Antes
del estagirita, su maestro Platón ya había abordado el asunto y sus distintas cuestiones:
el hombre y su naturaleza (la dualidad cuerpo y alma y sus respectivas
partes), la política y los distintos modos de gobierno (expuesta
principalmente en su obra de carácter utópico La república donde
entiende que el mejor sistema posible es el aristocrático) y la
importancia de la educación y su relación con la política (el "mito de
la caverna" aparecido en la obra mencionada). Platón nunca abandonará la
temática de la relación política-educación y en obras posteriores como
Las leyes o El político abordará estos asuntos desde una óptica más
realista. No obstante, si no tratamos a este genial pensador, considerado el padre de la filosofía, en esta entrada es porque
entendemos que sus ideas sobre la humanitas se acercan más a la abstracción metafísica que al realismo expuesto por los autores tratados ya que estos la entienden como cualidad surgida de la razón y expresada en la política.
Vídeo que explica el Mito de la caverna
Es el saber el
que hace hombres, como especie distinta de los animales, porque nos permite
desarrollar la razón y al hacerlo surge la libertad. Entendiendo esta como el
ser amos y señores exclusivos de nuestro ser y el poder responder nosotros
mismos de nuestros actos (a lo que siglos después se referirá Kant con “la
mayoría de edad” al hablar de la Ilustración). Esta autoposesión sólo la podía lograr el hombre en la polis, ya que era
el único que había sido educado. Así entendida, la paideia, no es un sistema educativo generalista, sino elitista
puesto que estaba reservada a un grupo exclusivo de personas. Es por este
motivo que los esclavos no se veían como personas, no eran libres ya que no
podían responder de sus actos. Eran posesiones, como los animales o las casas,
no tenían razón y no se poseían.
Con
esta entrada he querido hacer ver el giro “hacia lo humano” que realiza la
filosofía con Sócrates y Aristóteles, la importancia que se le daba a la educación en la
Grecia de esta época y su íntima relación con la razón ya que esta, y su desarrollo
y correcto uso, servía como elemento que diferenciaba a las personas en dos
grupos: el de los humanos civilizados racionales y el de los animales bárbaros
irracionales. Esta clasificación es un protodesarrollo de lo que posteriormente
será conocido en Roma como humanitas y que será el tema de la siguiente entrada
del blog.
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